jueves, 30 de mayo de 2013


En el desierto de la Tatacoa es muy particular la presencia de chivas para la extracción de leche, ya que estas se adaptan al terreno difícil de este lugar.

La caminata se hizo agradable ya que se disfrutó mucho del paisaje y se hizo la integración de todos los compañeros del grupo

miércoles, 29 de mayo de 2013

MUSEO PALEONTOLÓGICO DE VILLAVIEJA

Básicamente, el museo expone algunos huesos fosilizados de animales gigantescos que fueron alojados en una vegetación frondosa algunos millones de años antes de que el desierto los volviera a revelar. Megaterios, tortugas, cocodrilos gigantes, armadillos gigantes y hasta mamuts, entre otros, son los animales que poblaron la zona y de los cuales se exhiben algunos fósiles.

La villa fue establecida el 18 de agosto de 1550  El 14 de noviembre de 1569, fue destruida por los indígenas. En 1612, Diego de Ospina y Medinilla traslada lo que se llamó la Villa de San Juan de Neiva, y pasa a ser la nueva fundación que denomina este sitio como “Villavieja”. 



Los padres Jesuitas, adquieren grandes terrenos y en uno de ellos se construye la capilla de “Santa Bárbara”.


 Las plantas se adaptan al clima y  al terreno para no ser victimas de las altas temperaturas y de la erosión del suelo.
      Cruzar el desierto es una experiencia única, donde se disfruta de un hermoso paisaje, una fauna muy variada. El terreno de la Tatacoa, no se encuentra a un nivel constante debido a la erosión. En algunos lugares encontraremos grandes espacios como unos muy reducidos.
Este recorrido nos permite apreciar su diversidad en cuanto a terrenos, plantas, animales, etc. 


Estuvimos en el desierto en una temporada donde hubo una significante precipitacion de agua, por lo cual vemos el suelo verde por el crecimiento de plantas pequeñas.


Hay 4 tipos de cactus en el desierto: Pequeños pegados al suelo llamados “cabeza de negro”; alargados y llenos de espinas de una altura media, “cola de zorro”, del cual hay distintas variedades; formados de cuerpos aplanados y espinas separadas, “arepo o pelá”; y finalmente el de las caricaturas, el “candelabro”, gigantescos y de muchos cuerpos 


No es justamente un desierto, sino un bosque seco tropical. Su nombre “Tatacoa” también se lo dieron los españoles, remitiéndose a las serpientes cascabel y no, como se podría pensar, a las culebras inofensivas de color negro. Como lo revelan los científicos, la Tatacoa durante el Período Terciario fue un jardín con miles de flores y árboles que poco a poco se ha ido secando para convertirse en un desierto.